Cuando eres guía/scout, casi siempre hay alguien que te impulsa a seguir y a ser libre. Que no te deja abandonar en los momentos complicados, y se banca tus frustraciones para que las puedas convertir en triunfos colectivos y personales.
Cuando eres guía/scout casi siempre hay alguien que te apoya como agenda, recordándote la reunión, los materiales que tienes que llevar o la rifa que tienes vender.
Cuando eres guía/scout casi siempre hay alguien detrás dispuesto a coser insignias, a lavar pañolines cuando parece una misión imposible, a ayudarte a buscar las cintas de los scalps, o a buscar los materiales que le faltan a tu patrulla para campamento.
Cuando eres guía/scout, casi siempre hay alguien detrás que acepta almorzar rápido y no programa ningún evento los sábados para que llegues a tiempo a tu reunión.
Cuando eres guía/scout casi siempre hay alguien pendiente del clima, cuando te vas a ir de campamento. Y cuando estás por partir, se prepara sicológicamente para no extrañarte y dejarte partir en la libertad de la alegría de las nuevas vivencias, aunque a veces vuelvas con alguna lastimadura o toneladas de ropa sucia.
Cuando eres guía/scout casi siempre hay alguien que te apoya en hacer el cocaví para cuando te toca salida. Se preocupa de la botella del agua, del gorro, del bloqueador y de todas esas cosas que seguramente no consideras tan importantes.
Hasta que llega un día en que coses tus insignias, haces tus colaciones, no olvidas tus rifas y te haces cargo de tus reuniones. Es ahí cuando casi siempre tu mamá o quien cumpla esa función en tu vida, agradece el haberte empujado a vivir este movimiento que a diario te hace más autónomo y una mejor persona, que de seguro dejará su huella en el mundo.
Y tal vez más adelante, ese scout se preocupará de que otro scout tenga sus rifas vendidas o sus colaciones a tiempo.
¡Feliz Día de la Madre!
Gráfica: Dompes_ilustraciones